Tell the truth”. Frase célebre de la película Concussion. Tema controvertido el de las conmociones cerebrales, los efectos de tantos golpes en la cabeza y el americano profesional. Las historias no paran. Por su lado, la NFL reacciona a paso hormiga en lugar de tomar el toro por los cuernos.

En mi círculo profesional no tengo mucho eco a mi pasión por el fútbol americano. Posiblemente porque mi compañeros son de países donde la influecia de la NFL no es tan fuerte como en México.

Incluso uno de ellos me expresó su disgusto por el deporte. Su resumen de la NFL: un grupo de trogloditas golpeándose y dañándose el cerebro.

No comparto esa descripción. Pienso que el americano, además de físico, es un deporte de estrategia y ejecución. También he hablado sobre cómo en este deporte la parte mental y de concentración importan a veces más que la fuerza.

Sin embargo, no podemos tapar el sol con un dedo. El fútbol americano es un deporte de mucho contacto. Más físico no podría ser. En la línea de golpeo, pasa precisamente eso. Golpes y choques entre jugadores que a veces llegan a pesar más de 300 libras. Además, la mayoría de las jugadas en un partido terminan con una tacleada, donde se utiliza la fuerza física para derribar al rival.

Es la naturaleza del deporte. Pero eso no quiere decir que no se deban tomar el mayor número de precauciones posibles, para proteger la salud actual y futura de los jugadores.

Negación del problema

La polémica está en que las respuestas de la NFL y sus equipos han sido lentas. Durante años su postura fue la de negación. Sus reacciones, cuando las hay, generan dudas sobre si toman verdaderamente en serio el tema de las conmociones cerebrales y la salud de sus jugadores. Si viste la película Concussion, o leíste el libro, esto queda muy claro.

En resumen, el Dr. Bennet Omalu, un patólogo forense de origen africano, descubre en Pittsburgh una nueva enfermedad: la encelopatía traumática crónica o CTE por sus siglas en inglés. La CTE es una enfermedad degenerativa del cerebro, causada por constantes golpes en la cabeza o episodios repetidos de conmoción. No tiene cura y tampoco puede diagnosticarse en vida, sino hasta al momento de una autopsia.

La evidencia de Omalu para este descubrimiento: el cerebro de “Iron Mike” o Mike Webster, centro de los Acereros de Pittsburgh, cuya salud mental en sus últimos años fue en declive.

Los diálogos de la película nos muestran que cuando Omalu pide que la liga y sus doctores digan la verdad, estás son las respuestas que recibe:

La verdad es que la NFL es una bendición y salvación, mi amigo. Empleamos a miles de personas. Enviamos a miles y miles de niños pobres a la escuela. Los dueños han donado millones a infinidad de obras de caridad… El fútbol es el deporte más popular de Estados Unidos porque simplemente es fantástico…. ¿Y tú quieres terminarlo? ¿Quieres doblegar a la NFL?… ¿Entiendes el impacto de lo que estás haciendo? Si tan sólo el 10% de las mamás en el país deciden que el fútbol americano es demasiado peligroso para que sus hijos lo jueguen, eso es todo. Es el final del fútbol. Niños, colegial y eventualmente el profesional.

 

¿Qué tan serio es el asunto?

¿Cuál es la dimensión del asunto? Un estudio de Boston University encontró CTE en el 99% de los cerebros de ex jugadores de la NFL, que fueron donados para el estudio.

Las lista de afectados por CTE crece. En ella se encuentran algunos nombres bastante conocidos como Junior Seau, Aaron Hernandez, Demaryius Thomas, Andre Waters y Ken Stabler.

El verdadero problema no solamente son las conmociones cerebrales, sino los golpes constantes que reciben los jugadores durante los partidos y también en los entrenamientos. Un profesor e investigador de Carnegie Mellon University lo deja en claro:

La percepción pública es que los golpes fuertes son los únicos que importan. Son sobre los que habla la gente y los que suelen repetirse en la televisión… Los golpes fuertes son realmente malos. Pero al enfocarse en los golpes fuertes, el público pierde de vista lo que probablemente está causando daño a largo plazo en los jugadores. No sólo son las conmociones. Son también los golpes de cada día.

Este sitio de NYU menciona que un jugador que juega sus cuatro años de preparatoria recibe entre 6,000 y 7,200 golpes. Uno de colegial recibe el doble, o sea entre 12,000 y 14,400. Además, un estudio mostró que la fuerza mediana de los impactos que recibió un grupo de jugadores colegiales analizados fue de alrededor de 25 veces la fuerza de la gravedad.

Las cosas no mejoran. El número de golpes y la fuerza aumentan cuando los jugadores llegan al americano profesional.

Respuesta de la NFL a las conmocionales cerebrales

En los últimos años, la NFL ha tomado ciertas medidas. Entre ellas, se encuentran cambios en las patadas de despeje (en las cuales había muchas lesiones); evaluación constante de los cascos; prohibición y castigos a jugadas en las que se inicie o busque el golpeo de casco contra casco; mayor disponibilidad de personal médico en los partidos; y protocolos para casos de conmoción.

Si seguiste los training camps y esta pretemporada, seguro viste a algunos jugadores usando una protección rara en sus cascos durante los entrenamientos. Era una guarda o protección extra, la cual fue una nueva medidad de la liga, obligatoria para ciertas posiciones en la ofensiva y defensiva que están expuestas a un mayor número de golpes.

ST. JOSEPH, MO – AUGUST 07: Kansas City Chiefs defensive end George Karlaftis (56) and offensive tackle Orlando Brown Jr. (57) go head to head during training camp on August 7, 2022 at Missouri Western State University in St. Joseph, MO. (Photo by Scott Winters/Icon Sportswire)

Después del caso reciente de Tua, acaban de actualizar el protocolo de conmociones cerebrales, para tomar mejores medidas cuando los jugadores muestren problemas de coordinación motriz después de un golpe en la cabeza, como le pasó al QB de Miami y a Hines, RB de los Colts.

¿Cambiarán algún día cómo se juega el americano?

Esta última medida es claramente reactiva a lo sucedido recientemente. No por eso deja de ser importante. Pero sigue sin afrontar el problema de fondo.

Para ello, la NFL y el deporte como tal tendría que replantearse muchas cosas, si realmente quiere proteger a sus jugadores mientras entrenan y juegan. E incluso, para evitar secuelas en su salud después de retirarse de las canchas.

El riesgo para los dueños y ejecutivos es que esto implicaría hacer cambios significativos que posiblemente modificarían la esencia del juego. Lo complicado es que el deporte de las tacleadas en su forma actual les deja mucho dinero. ¿Una versión distinta les sería también tan redituable? No lo saben y posiblemente no estén muy dispuestos a averiguar.