Terminó el fin de semana del Draft de la NFL. Un evento lleno de emociones positivas y sueños hechos realidad. Pero pasada la euforia de esta gran fiesta, veamos qué nos dice la realidad sobre cuánto duran los sueños de los prospectos que llegan a la liga por la puerta grande.
Es un gran evento
Antes de entrar en los datos fríos, tengo que decir que el Draft de la NFL, o la «Reunión Anual de Selección de Jugadores de la NFL«, es uno de mis eventos favoritos del americano profesional.
Por un lado es impresionante el músculo y convocatoria de la liga, dos meses y medio después de que el ultimo juego de la temporada se haya jugado, y cuatro meses antes del inicio de la pretemporada. La NFL acapara los reflectores durante tres días, en medio de su offseason. Este año el escenario fue Las Vegas, casa de mis queridos Raiders.
Lo que probablemente más me gusta del Draft de la NFL es la energía positiva del evento. Es toda una celebración. Están los fans ansiosos de saber qué talentos serán reclutados por sus equipos. Están los comentaristas haciendo análisis de los picks, por lo general resaltando sus fortalezas. Pero sobre todo están los jugadores, que se convierten en una minoría nacional que cumple el sueño de escuchar su nombre en alguna de las siete rondas del gran evento de reclutamiento de talento colegial.
Al ver la transmisión, pareciera que todos están destinados al éxito. Me recuerda el inicio de la letra de la canción “The Kids Aren’t Alright” que dice: “We were young, the future was so bright. The whole neighborhood was so alive. And every kid on the whole damn street, was gonna make it big and not be beat”.
Los sueños cumplidos no siempre son duraderos
Sin embargo, la rola de The Offspring continua: “Now the neighborhood’s cracked and torn. The kids are grown up, but their lives are worn. How can one little street swallow so many lives”.
Es una exageración, pero eso suele pasarle a varios. El sueño que inicia el día del Draft no es tan duradero para muchos de los jugadores seleccionados.
En el lado más extremo, están aquellos que fueron drafteados y nunca jugaron un partido oficial de NFL, porque no pasaron los cortes de personal durante la pretemporada. Esto es más probable que suceda si eres elegido en la sexta o séptima ronda. Algunas cifras dicen que la tasa de supervivencia para este grupo es de 30-35%.
También está el caso de los “Mr. Irrelevants”, que es el nombre que se le da al último pick general del draft. Entre los “irrelevantes” que llegan a jugar, en promedio lo hacen por menos de una docena de partidos en su carrera.
En general un jugador elegido en la séptima ronda juega en promedio sólo 28 partidos, ever. Esto equivale apenas a 1.7 temporadas. En el otro extremo, los que salen en la primera ronda juegan en promedio 62 juegos o poco menos de 4 temporadas. Tampoco es mucho para lo que se espera de un first rounder.
Si lo vemos por posiciones, los que tienen carreras más cortas son los QBs. Este grupo promedia 30 partidos totales como profesionales. A pesar de ser la posición más importante del americano, también es la que demanda más resultados. De no ser el caso, los equipos miran rápidamente a otro lado.
Draft de la NFL, lo bailado nadie se los quita
No todos los drafteados son casos de éxito. Los datos nos cuentan una historia muy distinta a lo que se proyecta cada final de abril, cuando la NFL se reúne a reclutar a sus futuras estrellas. Sin embargo, lo bailado nadie se lo quita a ese grupo de prospectos que por fin hacen realidad su sueño de llegar a un equipo de la NFL.